24 de febrero, Día de la Bandera

In principio erat Verbum

“La lealtad y la devoción conducen a la valentía. La valentía conduce al espíritu de sacrificio. El espíritu de sacrificio crea confianza en el poder del amor.”  

Morihei Ueshiba 

Es probable que en nuestras memorias conservadas de la infancia, los Honores a la Bandera llevados a cabo, en algunas ocasiones a principio de semana, y sin falta los 24 de febrero, constituyan uno de los recuerdos más importantes y presentes. 

En datos del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal el surgimiento del uso de una Bandera con los colores nacionales se remonta al año de 1821, cuando en la declaración del plan de Iguala, Iturbide portaba la bandera Trigarante (verde, blanca y rojo), pero en franjas diagonales. Los colores procuraban preservar algunos derechos y/o garantizas: el blanco representaba la religión católica; el verde representaba la independencia de México ante España y el rojo la igualdad y la unión de los mexicanos con los españoles y las castas. 

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Años después en 1935 se instauró el 24 de febrero como la fecha para conmemorarla, sin embargo, no fue reconocida hasta el decreto en 1940 del presidente Lázaro Cárdenas del Río, y en 1984 entró en vigencia la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. 

En dicho documento se regulan sus características y difusión, así como el uso del Escudo y de la Bandera, los honores a esta última y la letra, música y ejecución del Himno, y con el paso de los años se han ido concibiendo como uno de los símbolos que nos representan y nos unen como nación mexicana. 

Nuestra bandera es mucho más que un trozo de tela o un estandarte, son los anhelos sociales, la avidez de justicia, la primera noción que aprendemos de patria y de identidad, el amor por la libertad y el deseo de respeto. Protegiéndola, así como a los valores que representa, han perdido la vida héroes nacionales y estoy convencido que al verla ondear, un sentimiento inigualable de orgullo late dentro de nosotros. 

Sabemos que preservarla y defender las causas justas y equitativas continúa siendo una lucha diaria, sin embargo, observarla nos llama a la solidaridad y a la fortaleza de cada mexicana y mexicano, pero sobre todo, proyectar en ella el futuro que anhelamos y al que esperamos arribar. 

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En conmemoraciones como la de hoy, deberíamos detenernos a plantearnos dudas que quizá con el correr de los días no hacemos, ¿por qué buscar símbolos que nos identifiquen?, ¿por qué la devoción a ellos?, ¿es realmente necesario tenerlos presentes? 

Probablemente, las respuestas requieran un análisis mucho más profundo que tiene como base la semiología y/o semiótica, pero hoy frente a escenarios cada vez más complejos, es mucho más necesaria la presencia tangible de símbolos que se traduzcan en caminos cognitivos para recordar de forma clara ideas y valores. 

En nuestra actualidad la representación mental de la Bandera de México se traduce de forma rápida en sustantivos tales como: Patria, libertad, unidad, identidad, soberanía o independencia, entre muchos otros; es por ello que la importancia de rendirle honor y aludirle es necesaria.  

Pese al esfuerzo social y gubernamental, la corrupción, la desigualdad, la impunidad y el crimen (entre muchos otros conflictos), continúan presentes en nuestra sociedad y probablemente en algunos momentos con más fuerza que nunca; recordemos que sólo la honestidad, la transparencia y el combate a la delincuencia harán que nuestro país se encuentre con la paz que tanto anhelamos. ¡Feliz 24 de febrero, día de la Bandera! 

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.  

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