AGENDA HIDALGO 2022

Desde lo Regional

Para iniciarlo con ánimo positivo digamos que se advierte un 2022 intenso. Sin catastrofismo ni encendiendo alarmas, veamos al nuevo año con sus herencias y posibilidades. Habrá problemas que pasaron del 31 de diciembre al primer día de enero sin alteración pues dependen de un calendario previamente establecido.  Otros en cambio se mantendrán vigentes por su propia naturaleza y solo condiciones por venir determinarán su curso. Algunos  más aparecerán por razones eventuales y, habrá los provocados en la coyuntura. 

Consideremos también el origen de cada variable, de lo internacional –el fenómeno migratorio, por ejemplo-, hasta conflictos comunitarios asociados a circunstancias más anchas. 

No cabrá duda de que en la agenda para el año  prácticamente iniciado este lunes, el sitio prioritario lo ocupa la pandemia, su circunstancia cambiante afecta al planeta, la estadística diaria  confirma su permanencia y expansión,  por tanto fuera de control y mucho menos resuelta.  

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Dos elementos son fundamentales en este punto: medidas de prevención, las necesarias y las posibles de cumplir después de dos años de crisis, sin afectaciones colaterales, la económica principalmente.  Otra, la aplicación de vacunas hasta alcanzar la cobertura total de la población y, el suministro regular en los sistemas de salud público y privado, como ya se resolvió en otros países.  

El ejercicio democrático para la revocación del  mandato, aunque de resultado previsible, también traerá movimientos políticos que se verán reflejados en el estado, solo por los números que arroje, en nuestra geo-biografía política.  

En lo regional -no desdeñar repercusiones nacionales-, la prioridad más visible es la elección de titular del Poder Ejecutivo para el ejercicio constitucional 2022-2028. El proceso político-legal está en marcha y deberá resolver en el corto plazo la asignación de candidaturas. Atractiva de suyo, en esta ocasión tiene, por primera vez desde la posrevolución, un escenario con posibilidad de  alternancia. Ese solo hecho advierte de su trascendencia. No es el simple cambio de signo partidario, hay riesgos y posibilidades para un estado con las características del nuestro ante algo inédito para las generaciones ciudadanas actuales, excepto la que votará por primera vez en junio.  

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Con o sin alternancia se producirá en septiembre un relevo personal determinante para el futuro del estado y el funcionamiento de la administración pública local. De ello dependerá si continúa o termina la coexistencia de gobierno sin mayoría en el Congreso, igual las relaciones con los gobiernos federal y municipales, de los cuales algunos pudieran pasar a ser de oposición. Es un factor de la mayor importancia para la gobernabilidad, como también los equilibrios en el sistema de partidos resultantes de la elección. 

El inminente inicio del gobierno electo advierte la exposición natural a la provocación de factores de poder, legales e ilícitos, dispuestos a medir su capacidad de negociación y/o respuesta en el ejercicio del poder. De ello dependerá, desde el primer momento, la gobernanza.   

Menos sugestivos pero no de menor relevancia serán el pospuesto nombramiento de presidenta/te de la Comisión de Derechos Humanos y la migración de la Procuraduría General de Justicia a Fiscalía autónoma, ahora en proceso de reforma constitucional.  En ese mismo ámbito de lo jurídico, la eventual expedición del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, con el impacto consecuente en el sistema de justicia local.  

 Comenzamos.   

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