Barrio subterráneo

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Garlito

Conocidos como barrios altos, por su posición geográfica en las faldas de los cerros que rodean la ciudad, sectores populares, tradicionales, con una raíz profunda, identifica y da personalidad colectiva a lo pachuqueño; ambientes agrestes y de recia existencia, antiguamente los barrios altos de Pachuca eran bravos, rudos, peligrosos, territorios preciados; hogar, refugio, albergue, identidad, clase y distinción, cada uno de los barrios tenía una peculiaridad, hoy extinta, olvidada o con nuevas costumbres para una nueva ciudad.

Espacios antes llenos de encuentro hoy lucen abandonados/ Foto: Carlos Sevilla

Acá

Conjunto de casas habitación de distintas familias, los barrios se fueron formando para que en unión se pudiera acceder a un espacio vital, compartiendo los servicios básicos y organizándose para mejorar el entorno, producto de la creación de ciudades y la urbanización, los barrios además, eran partes de la ciudad diferentes al centro y entre sí; una competencia sana y a veces no tanto, entre ellos, violenta, costumbre que afortunadamente desapareció; cada barrio tenía actividades afines o como en el caso de Pachuca, trabajadores de una mina que en derredor construían sus casas y formaron los que conocemos.

Existen callejuelas chuecas y sinuosas, oscuras e intrincadas/ Foto: Carlos Sevilla

Al ser el lugar de hogares, sus calles, casas y terrenos, se impregnaron de vivencias y existencias trascendentales, sufrimientos, alegrías y tragedias, por lo tanto también se crearon costumbres de cada sector e imprimieron a las fiestas generales, una particularidad que las hacía diferente; en cada barrio minero debe haber por lo menos un altar a la Virgen de Guadalupe y una cantina del barrio, así como sus personajes populares, una gran familia, los del barrio protegen a los del barrio, cómplices y orgullosos, nacidos del mismo origen y al mismo destino.

Capilla a la Virgen de Guadalupe sobre la calle Ramos Arizpe/ Foto: Carlos Sevilla

Afamados unos por ser golpeadores, otros por ser conquistadores de chicas de otros barrios, por delincuentes menores o de alta envergadura, por tener un oficio específico o ser muy fanáticos del futbol, los menos por sus fiestas y ferias de barrio, la fama de una chalupera, una pulquería o una tienda; en los barrios altos de Pachuca destaca uno por su penumbroso pasado, por su peculiaridad única de la ciudad, la zona de tolerancia, barrio subterráneo La Surtidora.

Arriba

Sus callejuelas chuecas y sinuosas, oscuras e intrincadas, pendientes y descendientes, en cada esquina habita una sensación de secreto, de complicidad compartida, La Surtidora fue el barrio de la zona de tolerancia, bullicioso lugar al caer la noche, sospechosamente silencioso en el día, recónditos rincones, puertas, ventanas derruidas, fachadas de salones de bailes hoy callados para siempre; actualmente no solo en la calle Gómez Farías, sino en las adyacentes Rafael Lucio, Corregidora, Vallarta, Centenario, dejaron de ser concurridas y hoy en pleno día se puede apreciar el abandono de muchas casas antiguas de buena y mala nota, porque no todo en La Surtidora fue o es giro negro.

Centro Nocturno El Abanico, fundado en 1953, ubicado en la que fuera la zona de tolerancia, en La Surtidora/ Foto: Especial

La Historia de la ciudad, dice que en la calle de Arista había una tienda que surtía a las otras más pequeñas, la surtidora, desde leña, carbón, aguardiente, pan y víveres, lugar fundamental y obligado para los que vivían en Las Lajas, El Volador, la misma Surtidora, Buenos Aires y Cabañitas, hoy sectores con nomenclatura distinta; fue un sector de importancia económica, arrendamiento de casas, accesorias, locales y actividades alternas, los centros nocturnos o cabarets fueron generadores de empleo y en su larga historia, también de amores y pasiones arrebatadas, barrio bajo en las alturas, la ojera, el rímel y el labial fueron sus símbolos.

Sector de la antigua ciudad, parte importante del alma de Pachuca, pasado oscuro y brillante alegría, La Surtidora siempre contagió a toda la ciudad de su bulliciosa felicidad, de su desparpajada doble moral y vocación un tanto delincuencial, hoy, eso es pasado y quedan recuerdos de pachuqueños trabajadores e inolvidables datos, como La Lira siempre zona neutral, el mercado del sector se llama Francisco I. Madero y en sus puertas por la noche, aparece el Taco Vitamínico, quizá el más humilde de todos y el más llenador, esas calles del Coronel, el Ranita y el Yambo entre otros de La Surtidora… del barrio. 

Los barrios altos de Pachuca eran bravos, rudos y peligrosos/ Foto: Carlos Sevilla
https://www.facebook.com/LaJornadaHidalgo/videos/354937146118602

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días

Un comentario

  1. Saludos cordiales, joven Roland, buen recorrido por los barrios olvidados, recordar es volver a vivir.