«Cuando mueren es una impotencia»: María, enfermera Covid

Desde ocho meses atrás María Soledad Páez Molina atiende pacientes Covid en casa. Su labor es de alto riesgo, pero sabe que como enfermera es fundamental apoyar a quienes requieren de sus servicios y enfrentar la enfermedad desde su hogar.

“No me he contagiado porque tomo todas las medidas sanitarias, pero sobre todo no permito que el miedo me invada, por el contrario, convenzo a mis pacientes de que confíen en sanar, explica a la par que cuenta que la impotencia y la tristeza imperan cuando alguna persona llega a fallecer.

«Cuando mueren es una impotencia»

“Cuando mueren nuestros pacientes es una impotencia. Hace unos días una persona se encontraba con un concentrador, y primero fue la urgencia por conseguir un tanque de oxígeno medicinal, y se recuperó. Sin embargo, de repente bajó la oxigenación”, narró mientras su voz se entrecortaba por revivir los momentos de angustia.

En medio de una labor que en este momento es solicitada por familiares con mayor frecuencia, María Soledad indicó que esta pandemia es un fenómeno que se ve entre las familias, pues de una persona que inicia con síntomas, le siguen otros miembros, y llega a ocurrir que enferman todos.

Con muchas jornadas de trabajo, de día y de noche, la enfermera que presta sus servicios de manera privada, consideró que “si bien el virus es real y letal, el miedo es el que paraliza. Hay personas que tiene mucho temor a contagiarse, y hay que recordar que bajo esta condición el sistema inmunológico baja sus defensas”.

La recuperación es lenta y se tiene que animar al paciente

Ante una experiencia de meses y varios enfermos, expresó que en los pacientes con el virus SARS CoV 2, la vigilancia es permanente, de día y noche. Y se tiene que considerar la rehabilitación y recuperación paulatina.

“No es que de un día a otro sanen. Hay que estar conscientes de que en algunos pacientes se requiere de una terapia de rehabilitación, para la cual tienen que estar tranquilos y dejar de preocuparse y sentir miedo”, cuenta y refiere que hay pacientes con daños en los pulmones que requieren de terapia de respiración.

“A mis pacientes les digo, tómese unas pastillas de ‘me vale madre todo lo demás’ y concentrarse en su recuperación porque esto permite que mejore su salud. Mucho es darles ánimo para que enfrenten este proceso”, dijo.   

Con cierto malestar, expresó que hay personas que no entienden y continúan sin usar cubrebocas o realizando fiestas cuando el virus está presenten en todos lados. “No entienden el miedo real a no poder respirar en medio de un hospital”, reflexionó.

Antes de finalizar la charla, María Soledad expresó que le pide a Dios todos los días que le dé fortaleza, salud y profesionalismo para poder atender a los pacientes, pues confiesa que la vocación de servicio le permite ofrecer lo mejor de sí para quienes en este momento solicitan la atención.

Gracias a Dios no me he contagiado, aunque todo trabajo tiene un riesgo, pues una persona que realiza limpieza puede sufrir un accidente e incluso un contagio.

María Soledad Páez Molina, enfermera.

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