De regreso a clases

NOMOGRAFÍA

El regreso a clases ha sido uno de los temas de mayor polarización en el escenario nacional desde el inicio de la pandemia. Por un lado, es necesario que los alumnos cuenten con educación en las mejores condiciones que permitan su desarrollo académico, pero también es necesario salvaguardar la salud de los millones de niñas, niños y adolescentes en el contexto del riesgo sanitario derivado de la pandemia.

Ayer regresaron más de 11 millones de alumnos de educación básica en más de 119 mil escuelas y con la participación de cerca de 1 millón de docentes, de acuerdo con la SEP. Al mismo tiempo, la evolución del COVID-19 continúa en aumento en nuestro país, ya que en las últimas dos semanas se registraron más de 181 mil casos confirmados y más de 6.8 mil defunciones a nivel nacional.

De acuerdo con un informe publicado por el IMCO, México implementó uno de los cierres escolares más extensos en el mundo, con 53 semanas de suspensión de clases presenciales. Para poner esto en comparativa, países como Brasil y Chile tuvieron cierres totales de escuelas por 38 y 14 semanas respectivamente.

En tal escenario, una de las principales consecuencias de tal coyuntura fue el deterioro en la calidad de la impartición de la educación. De acuerdo con el Banco Mundial, los cierres escolares y el esquema educativo a distancia derivaron en una reducción de 1.8 años de escolaridad. Tal rezago constituye una de las consecuencias más alarmantes, pero no la única. Durante el periodo de cierres escolares se presentaron problemas relacionados con la salud mental de los niños, pérdida de habilidades socioemocionales y educación física. Lo anterior tuvo un impacto marcado en el aumento en la tasa de suicidios en menores de edad, casos de violencia familiar y lesiones por violencia dentro de los hogares.

Las medidas adoptadas incluyeron modalidades en línea para la impartición de clases, plataformas digitales de enseñanza, clases por televisión, entre otras. Sin embargo, estas medidas dejaron en evidencia la brecha de desigualdad que impera en nuestro país, en un contexto en el que tan solo el 56.4% de los hogares cuentan con acceso a internet.

Sin duda el cierre de escuelas ha generado importantes retos para la educación de millones de mexicanos, y con el paso del tiempo iremos constatando la magnitud de estos rezagos. Sin embargo, la solución de corto plazo no puede reducirse a la reapertura de los centros escolares en condiciones similares al escenario pre-pandémico, en un momento en el que el país atraviesa por nuevos récords de contagios.

En tales circunstancias, el proceso de regreso a las aulas habrá de aprovechar la experiencia de los primeros días y semanas, a efecto de consolidar una estrategia que garantice que los estudiantes asistan a los planteles con medidas sanitarias idóneas, al tiempo de delinear un proceso de recuperación del nivel académico mediante nuevos esquemas de diagnóstico y regularización, que deriven en el diseño de herramientas de atención personalizada y capacitación en beneficio de alumnos y docentes, siempre con la participación de padres y madres de familia.

EMILIO SUÁREZ LICONA

CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA

TWITTER: @EMILIOSL

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