Enero cuesta

Garlito 

Las fiestas mexicanas, son como los cohetes multicolores, esas artesanías pirotécnicas que son deleite de chicos y admiración de grandes, chispeantes al principio, impulsadas por el ánimo popular, se encienden tras una ráfaga potente que las asciende al cielo y en luces de colores se derraman fugaces sobre la multitud absorta que yace en la plaza pública; palabras más palabras menos, Octavio Paz, así describe la fiesta mexicana, que tras el deleite, el exceso y el corto olvido de la realidad, nos regresa a esta, tal vez un poco maltrechos, descalabrados económicamente, pero dijera mi abuelita: “lo bailado quien nos lo quita”. 

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Piedad 

En un espejismo, prestación laboral y estrategia económica, el mes de diciembre puede ser en el que mayor cantidad de dinero se mueva en el mundo, los premios por el esfuerzo en el trabajo, fondos de ahorro, aguinaldos, fin de año y salarios, hacen creer al obnubilado trabajador que así será el resto del año y desenfrenadamente todos caemos en la vorágine de la mercancía y los precios, oferta y demanda, este mes es el único que puede dejar algún resto para adquirir otra cosa que no sea lo vital; enero por lo consiguiente será el mes de la contracción monetaria, en el que se escasea mayoritariamente, el que tendrá incrementos en los precios de básicos y servicios fundamentales y será quizá hasta la primera quincena cuando intente recuperarse. 

Dentro de las lamentables tradiciones posteriores a las fiestas de fin de año y navidades, brindis y abrazos de buenos deseos, está la llamada cuesta de enero, no solo el efecto o cruda psicológica de volver a iniciar un círculo más, un año repetitivo hasta el infinito, sino el intento de recuperación económica después de haber visto pasar billetes y monedas por las manos cual líquido resbaloso, dejando solo la sensación de su paso, solo eso; volver a la normalidad, en este caso económica o salarial, obliga a buena cantidad de personas a sufrir la cuesta de enero y el inicio del año, mediante préstamos o empeños de prendas valiosas en casas mercantiles privadas o en las instituciones públicas, salvadoras en muchos casos el Montepío o el Nacional Monte de Piedad. 

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Coyotaje  

Hace algunos años era más impresionante observar las largas filas de gente, buscando un préstamo en el Montepío de Pachuca, muchos de estos objetos habían sido regalos navideños, joyas de la familia, electrodomésticos en buen estado, equipos de sonido, herramientas y un sin número de otros objetos valiosos, muchas veces el dinero se terminaba y no la hilera de pignorantes, quienes tenían que volver al otro día, si la situación era apremiante, que lo era, se malbarataban sobre todo joyas y relojes en el clandestinaje, sin embargo la opción más acertada era la institución destinada para la asistencia pública, el montepío salvó a cientos de miles de familias para librar la cuesta de enero y de todo el año. 

Actualmente hay una buena cantidad de casas de empeño privadas que ofrecen préstamos a altos intereses y en condiciones mercantilistas y crediticias, no del todo claras y legales, pese ello, han quitado un peso enorme a las instituciones públicas que terminaban su dinero con pocos empréstitos; estas negociaciones obteniendo ganancias pingües son también quienes en difíciles momentos logran salvar la situación al menos por unos días o salir del atolladero en que caen cada año muchos reyes magos; pocos los mesurados que guardan algún dinerito para el inicio de año, porque si algo caracteriza a los mexicanos es el despilfarro y exceso durante la fiesta. En tanto ¡Feliz 2022! 

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