La economía cuando nació México

No hay cosas gratis

Muchas veces es necesario voltear al pasado para tener una mejor referencia del presente, en estos tiempos que vivimos bombardeados de visiones negativas sobre lo que hemos logrado como país vale la pena. 

Antes de platicar cómo era la economía cuando nació México vamos algo más atrás. En la época prehispánica la economía no era muy diferente a un reino, unos cuantos nobles decidían el destino de los demás, casi todo era de su propiedad, no existía la propiedad privada, la mayoría de la tierra era “prestada”. Los pueblos eran básicamente agrícolas, unos pocos tenían mucho y muchos no tenían prácticamente nada. Esta organización no sólo no permitía la generación de riqueza para muchas personas sino que además los que tenían la suerte de tener algo trabajan prácticamente para pagar tributos, eso rayaba en la explotación. 

Sugerimos: Regreso a clases en pandemia

Luego llegaron los españoles y la cosa en esencia no cambió mucho, la mayoría de los habitantes de lo que iba a ser México eran explotados antes por unos y pasaron a ser explotados por otros, en la etapa final de la Nueva España 60 por ciento de sus habitantes eran indígenas, prácticamente todos no tenían nada, la gran mayoría ocupaban una parte del año para sembrar lo que iban a comer en una tierra que además era rentada y otra parte del año trabajaban para las haciendas por productos de las tiendas de raya. Aunque hubo avances institucionales en los años de la Nueva España las instituciones no propiciaban desarrollo económico sino al contrario, las estructuras de clase y los privilegios que daba la Corona no permitían que se desarrollaran empresas que produjeran para el mercado interno, en la Nueva España los factores de producción estaban en pocas manos, había atraso tecnológico, casi todo se hacía con las manos, se evitaban las máquinas, tampoco había buenos caminos y el transporte de productos se hacía en mulas o en carretas. Lo de menos fue que se llevaran la plata, nos quedamos con problemas que impiden la generación de riqueza que aún padecemos hoy. 

También recomendamos: Minería: contaminación y dividendos

Así llegamos al momento en que nació México. El PIB por persona venía en caída libre desde el final del Siglo XVIII y la guerra de independencia agravó la situación, en los primeros 20 años del inicio de la guerra de independencia el PIB por persona cayó 50 por ciento. México era fiscalmente muy débil y eso impedía hacer muchas cosas que detonaran crecimiento económico, el PIB por persona no pudo recuperar su mayor nivel de la época virreinal sino hasta 20 años después de la consumación de la independencia. México vivía tiempos complicados pero ahí se iba recuperando, de a poco, hasta que regresó la inestabilidad política. Los conflictos nacionales impidieron tener una economía mexicana integrada, en ese tiempo la mayor fuente para crear riqueza era la tierra y la tierra la tenían unos pocos. México en ese aspecto no era muy diferente a las épocas anteriores, era un país en donde la gran mayoría de la población no tenía prácticamente nada y unos pocos tenían mucho.  

Como se podrán dar cuenta, la pobreza y la desigualdad en México no es algo que fue creado por el neoliberalismo, es un problema que venimos arrastrando incluso desde antes de que México fuera México. El México que nos ha tocado vivir ahora es un México muy distinto, es un país industrializado, los factores de producción están en muchas más manos, podemos poseer bienes y crear de mejor forma riqueza y tenemos instituciones más sólidas, entre muchas otras cosas. Hay mucha pobreza y desigualdad, sí, pero nunca como en otras épocas, de hecho esta época que estamos viviendo es la de menor pobreza y menor desigualdad de nuestra historia. Hay mucho trabajo por delante y necesitamos hacerlo mejor y rápido pero nadie puede decir que no somos un mejor país ahora. Festejemos igual esto.  

Mostrar más

César O. González

Apasionado de la economía y la toma de decisiones. Siempre a favor de la libertad y la responsabilidad individual. Aquí se cree en la evidencia, no importa que tan difícil de creer sea algo, lo creeré si hay evidencia que lo soporte