No son iguales, pero como se parecen

Ideas sueltas

Por más que el presidente Andrés Manuel López Obrador se empeñe en insistir cada que puede que él y su gobierno no son iguales a las anteriores administraciones, los hechos lo desmienten y lo terminan apabullando. Los ejemplos abundan.

Pero hay dos casos en particular en los que, para desgracia del mandatario, y de la llamada Cuarta Transformación, los hechos lo asemejan a gobiernos de dos priistas de los que él quisiera estar lo más alejado posible del imaginario popular: el de Enrique Peña Nieto y al de su acérrimo adversario político, Carlos Salinas de Gortari.

En el primer caso, los escándalos son muy parecidos por cuanto a la semejanza de lo que involucró a uno y otro gobierno. En el caso de Peña Nieto, su gobierno quedó manchado de una manera particular por la llamada Casa Blanca, aquella propiedad que su entonces esposa Angélica Rivera, compró en 7 millones de dólares a Grupo Higa, propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú, uno de los empresarios que más contratos había recibido desde que el ex mandatario era gobernador del Estado de México.

Una vez que estalló el escándalo, se ordenó una investigación a la Secretaría de la Función Pública, dependiente del Ejecutivo, para deslindar responsabilidades. Cinco meses después, el 21 de agosto de 2015, el entonces titular de la Función Pública, Virgilio Andrade, presentó el resultado de su investigación, misma que concluyó con el señalamiento de que “no existió tal conflicto de interés”. Caso cerrado.

En el gobierno de López Obrador, una investigación periodística reveló al menos 25 propiedades del director de la CFE, Manuel Bartlett, mismas que el ex priista no incluyó en su declaración patrimonial. La Secretaría de la Función Pública, ahora encabezada por Irma Eréndira Sandoval, dependiente directa de AMLO, inició una investigación sobre el tema y concluyó que en el caso Bartlett “no existió conflicto de interés”. Caso cerrado.

En el último informe de gobierno de Carlos Salinas de Gortari, tras los múltiples gritos que recibió de la entonces bancada del PRD en el Congreso de la Unión, el ex mandatario lanzó un lapidario “Ni los veo ni los oigo” con el que creyó borrar de un plumazo a la mayor fuerza política de izquierda del país.

La semana pasada, miles de mujeres se manifestaron y protestaron frente a Palacio Nacional, en una movilización sui generis, que, pese al muro de vallas que el gobierno de López Obrador levantó, no impidió que su grito se escuchara en todo el mundo. La protesta era, entre otras agresiones, por la candidatura de Félix Salgado Macedonio al gobierno de Guerrero por parte de Morena, el partido del presidente.

Antes del 8 de marzo, López Obrador lanzó un lapidario “Ya Chole”, y el viernes por la mañana dijo que ya no hablaría más del caso Salgado Macedonio. Ese mismo viernes por la noche, Morena dio a conocer que el hombre acusado de agresión sexual siempre sí será su candidato al gobierno de Guerrero. Es decir, el “Ni las veo ni las oigo” como respuesta a las voces que se manifestaron el Día Internacional de la Mujer.

POR SI ANDABA CON EL PENDIENTE

No pasó ni una semana para que la PGJ de Hidalgo informara que la niña Nicole, reportada como desaparecida el 2 de marzo fue hallada muerta en las inmediaciones de la presa El Manantial. Qepd.

Comentarios: migueles2000@hotmail.com y miguel.perez@estadodemexico.jornada.com.mx

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