PEDALEAR 

Garlito  

Durante muchos años, en la ciudad de Pachuca, cuando funcionaba el ferrocarril o años después que permaneció en el olvido, las instalaciones de la estación del tren, así como sus patios de maniobras y las largas vías que se extendían hacia el sur y poniente, siempre fueron áreas de escape juvenil; subirse a los vagones andando el tren, cuando hacían movimientos las locomotoras y colocábamos unas monedas en el riel para ser aplastadas, era una diversión que los viernes al atardecer disfrutábamos; instalaciones históricas acierto fue rescatarlas, hacer un museo y las vías ciclopista y andadores peatonales. 

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Foto: Carlos Sevilla

Prepas  

Las dos escuelas preparatorias, la prepa 1 y la prepa 3, están conectadas por esa vía de tren y la lógica estudiantil, tomó como suyas esas instalaciones y ante el abandono de la empresa de ferrocarril y las autoridades municipales y escolares, la llamada vía era lugar perfecto para ocultarse de miradas inquisidoras y al matar clases, costumbre estudiantil nefasta, de decidir cuándo si y cuándo no tenerlas, nos convocaba a la liberación y a las primeras borracheras, los primeros grandes noviazgos y sus desenlaces ahí se llevaron a cabo, así como lugar apartado para dirimir controversias entre los alumnos y los parásitos de la FEUH, organización de lamentable pasado, coto de poder que se niega morir; entre la penumbra de muchos árboles de pirú, hoy casi exterminados, se perpetraron acciones delincuenciales y era una zona peligrosa pues los no estudiantes, delincuentillos cometieron muchas tropelías; era un terreno ocioso y peligroso. 

Dicho está, acierto fue, rescatar esa área más allá incluso de las escuelas preparatorias, colocar una serie de aparatos para ejercitarse, retirar toneladas de basura, escombro,  flora y fauna nociva, así como intentar dar un mejor nivel de vida para las colonias que colindan con esas instalaciones, Rojo Gómez, Maestranza, Elías Calles, Parque de Poblamiento y hoy un largo etcétera ante el crecimiento de la ciudad; a las orillas de las vías del tren, existían unos declives que permitían el ocultamiento de acciones nocivas, eran tiempos en que la juventud no tenía espacios de esparcimiento y sana diversión, hoy tampoco; sin duda alguien que conocía esta situación acertó en rehabilitar este espacio para la ciudadanía y ofrecer en vez de recovecos para ingesta de drogas y alcohol, áreas de ejercicio, andadores peatonales para pasear, rescatar nuestra ciudad. 

Foto: Carlos Sevilla

Desamparo 

Esta ciclopista que va de La Paz a Punta Azul, no solo es necesaria sino es una buena oportunidad para incitar a la población y en espacial infancia y juventud, a realizar actividades deportivas en un espacio donde hace años tenía mala reputación, sin embargo tiene un estigma que no se puede quitar, no es seguro para los ciclistas, ni caminantes, mucho menos para la ciudadanía en general, pese a estar a la vista de todos, se cometen asaltos, robos a estudiantes, a ciclistas por otros que disfrazados de deportistas cometen tropelías; a lo largo de esta ciclopista no existe un solo punto de auxilio para quienes puedan sufrir algún ilícito, en la ciclopista no hay policletos, ni mucho menos patrullas policíacas, nuevamente es una zona desolada, modernizada si se quiere, pero peligrosa a cualquier hora del día, en la noche nuevamente vuelve a ser refugio de indigentes y delincuentes. 

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Lamentablemente, solo hasta que una explosión en un condominio de la colonia Aquiles Serdán que muestra la inseguridad de todos los que habitan un departamento como esos, seguridad pública coloca permanentemente una patrulla en las inmediaciones de la ciclopista que pasa por ahí; colocar casetas de vigilancia, seguridad y atención no solo a los deportistas, sino a los sectores vecinos, ciclistas que tengan un punto de referencia para reunirse, para ser atendidos en caso de un accidente o un delito, colocar a lo largo de la vía, puestos de policletos que garanticen al menos su presencia y permitan utilizar sin riesgo a cualquier hora estas instalaciones deportivas. 

Foto; Carlos Sevilla

Es entre otras demandas de vecinos afectados de la Aquiles Serdán, que descubrieron su indefensión ante la absoluta y nula presencia policiaca a lo largo de la vía; para que este espacio público sea exitoso, solo falta seguridad permanente donde protección civil, policía municipal y otras corporaciones, puedan garantizarla y en el caso de todas las colonias vecinas, como originalmente se pensó, casetas de vigilancia de seguridad pública no privada que solo obtienen ganancias sin resultados; al parecer puede ser otra utopía ciudadana. 

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días