Pulcal y Xamatí, destilados que buscan conquistar a los migrantes hidalguenses

Con este proyecto, Gregor Schapers también desea ofrecer mejores ingresos en la recolección de aguamiel y de tuna

Cuenta la leyenda que hace más de 200 años el científico Alexander von Humboldt llegó al Valle del Mezquital y probó el pulque. Fue tanto su gusto que quiso llevárselo a su patria. Para su sorpresa, era imposible debido a su fermentación en menos de 24 horas.

Con su capacidad de investigación y con su talento logró hacer un destilado de pulque para poder compartir con sus paisanos y amigos de todo el mundo, un sabor único representativo de Hidalgo y de México, el del pulque

Hace 20 años que el alemán Gregor Schapers llegó a México, primero para hacer servicio social en Chilcuautla y después para hacer su vida en este país; su esposa es hidalguense y sus tres hijos son “mexicanos y alemanes”, lo dice con orgullo. Vive en la Hacienda Castel de Oro, tradicional del lugar. 

“Mi suegro, que tiene más de 90 años de edad, todos los días iba a sacar aguamiel para tener el sustento de la familia, es una actividad que en esta parte de El Sauz permite una forma de ganarse la vida diario; muchos lo llevan a vender a Ixmiquilpan, pero no siempre les compran, por ejemplo, mi cuñado hacía esto, pero tuvo familia y se fue a Estados Unidos a trabajar». 

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“La gente de aquí está rodeada de magueyes y casi todos los pobladores tienen en su casa o en sus terrenos. Mi suegro me contó sobre la historia de Castel de Oro y me puse a investigar y a ver cómo podría retomar ese destilado que se dejó de hacer por muchos años».

«Incluso yo me preguntaba por qué si le gustó a Humboldt, nadie más retomó esa idea, incluso las dueñas de la hacienda, pero la respuesta era sencilla: vendían mucho pulque entre mineros y no era necesario almacenarlo en un destilado. Yo le dije a mi suegro que iba a retomar eso y han sido años de investigación y ahora ya estamos produciendo”, comentó en entrevista. 

“Acá no se trabaja la piña completa del maguey, aquí solo se trabaja con aguamiel, es la diferencia con el mezcal o el tequila que trabajan completa la piña”. 

Además del Pulcal, también tiene el Xamatí, con una receta incluso más antigua que data de 1695. 

“El Xamatí es un destilado de tuna que viene desde el siglo de 1695, pasó algo similar que con el pulque, se llevaron las tunas en barcos y comieron tanto en el camino a Europa que ‘se taparon’, les prohibieron comer más en el trayecto; las tunas llegaron a Europa fermentadas y una persona se ofreció a destilarlas, a esa persona le dieron de obsequio un sombrero que en otomí-hñähñu se le conoce como xamatí y por eso el nombre de este destilado, así lo bautizaron desde ese año. También retomamos ese proceso y tenemos un producto más que ofrecer en el Valle del Mezquital”. 

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El debut del Pulcal y Xamatí fue en la Muestra Gastronómica de Santiago de Anaya 2022, poco a poco trata de posicionar la marca en diversos restaurantes, pero al preguntarle cuál es su sueño o su siguiente objetivo, lo tiene claro. 

“Me gustaría que Pulcal llegue a Estados Unidos con todos esos migrantes hidalguenses que han ido en busca de una mejor vida y que tienen como bebida preferida el pulque, algunos conocidos me cuentan que en su día libre los de Jalisco compran tequila, los de Oaxaca compran mezcal, me gustaría que los hidalguenses dentro de poco compren Pulcal”, comentó Gregor. 

Ofrecer a la población un empleo digno y mejores ingresos en la recolección de aguamiel y de tuna es parte del proyecto de Pulcal

Para elaborar las tapas de las botellas de sus destilados funden las latas de aluminio, otro trabajo sustentable gracias a su sistema de energías renovables en El Sauz. También cada que se «raspa» un maguey están sembrando más para que siga siendo sustentable.   

Schapers espera que sus destilados lleguen a más personas y ser un detonante en la economía de la comunidad de El Sauz en Cardonal. 

“Algo así no se hace en ningún lado del mundo, destilados 100 por ciento sustentables con energías renovables y con un sabor único del Valle del Mezquital”. 

Por Gerardo Campa

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