Quimeras que se hacen realidad

El escritor Alejandro Carro se identifica con Guillermo del Toro, quien, a pesar de no plasmar monstruos en sus cuentos, sí muestra de lo fantástico la realidad cotidiana

Como dicen por ahí, los sueños, sueños son, pero hay algunos que nos inspiran, nos motivan y hasta pueden cambiar la vida si se materializan y esto precisamente fue lo que le pasó al escritor Alejandro Carro, quien llevó al plano de la realidad sus quimeras para publicar “El oficio de los sueños”.

El libro, que está editado bajo el sello de Aquitania Siglo XXI, es un mundo inspirado en los sueños en donde para el autor son importantes porque es precisamente ahí donde se reflejan los deseos, anhelos, esperanzas y estos han sido para él reveladores e impresionantes porque, aunque pudieran ser sencillos, han trascendido en su vida.

“La mayoría de las historias están inspiradas en el mundo de los sueños, pero hay otras que no tiene precisamente que ver con esto, pero sí tienen una relación y finalmente la literatura es un sueño, hace siglos Calderón de la Barca dijo que la vida es un sueño y sí, no se equivocó.

“Para mí, los sueños son muy importantes porque hay muchas situaciones en las que el sueño puede impactar y nos queda la sensación por un momento y después a lo largo de los minutos se va desvaneciendo, pero ahí queda esa impresión, entonces hay muchos sueños que a mí me han impactado a lo largo de mi vida”, expresó.

El también editor y corrector de estilo en medios de comunicación expresó que muchas de las historias que en su libro plasma son producto de su inspiración, sin embargo, hay otros sueños “prestados” como por ejemplo el relato que lleva como título “Cine Bravo” el cual fue un deseo que tenía uno de sus hermanos y quien ya falleció.

Dicha historia trata de que por la vía de las películas del cine mexicano llegar al México de los años 50 o 60, como si fuera un túnel del tiempo, y ubicar calles y zonas para luego encontrarse con ese niño que fue.

Otro ejemplo es “Angie”, que está inspirada en la canción de los Rolling Stones, y fue su papá, que por cierto se la dedica, quien le dio la idea del remate final para escribir este sueño que fue una vivencia del mismo escritor, pero que le adaptó un poco de ficción para que el pasaje fuera mucho más redondo.

“Todo el libro está plasmado de sueños, pero tiene ideas filosóficas, pero también tiene anécdotas personales, tiene esa lucha o ese camino, esa búsqueda de un autor por la inspiración, justamente, por expresar lo que lleva en la mente y de alguna manera no sale, a veces.

“Todas son vivencias que he tenido, pero las adapto también en la ficción, porque la realidad finalmente tiene esa utilidad, o sea de esa realidad también se puede rehacer una ficción y puede resultar textos así, como la de ‘Angie’. En ella quise hacer ese enlace entre la música y la literatura, con lo que mi papá me contó hace tiempo”, explicó.

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Se identifica con Guillermo del Toro

A lo largo del libro, el cual es muy ágil en su lectura por las historias cortas, unas de corte fantástico, otras románticas tirándole a tragedia como el de “Gioconda XXI” u otras inspiradas en la muerte, como la primera del libro que lleva de título “Consuelos Secretos” y algunas que llevan tonos de humor negro como “Cómo sobrevivir a los velorios”, Carro va mostrando al lector ciertas experiencias de la vida real.

Por ello, explica que todos sus cuentos son historias humanas, cotidianas, pero que contienen ese ingrediente fantástico para abordar temas que día a día vivimos y sentimos todos.

“La gente está muy acostumbrada a la literatura realista en el sentido de que a ‘mí cuéntame algo que yo pueda vivir, que yo pueda experimentar todos los días’, pero creo que también a través de la fantasía, de lo increíble se puede hablar también de esa cotidianidad. De las relaciones humanas, laborales, cualquier tipo de relación se puede tocar con ese giro fantástico.

“Es como el cine también, digamos como Guillermo del Toro que, a través de sus películas, fábulas y de seres fantásticos nos transmite una idea humana finalmente, son conflictos humanos como ‘La forma del agua’, como sus monstruos que en realidad vemos que sus monstruos son más humanos que las mismas personas. ‘El Laberinto del Fauno’, ‘El espinazo del Diablo’, hay personas más monstruosas que sus seres fantásticos, entonces yo me identifico con Del Toro en ese sentido. Aunque yo no hablo de monstruos, hablo de un tema fantástico y le doy un giro fantástico a esa realidad cotidiana”, aseguró.

Un sueño hecho realidad y va por más

Alejandro Carro reconoció que este libro es un sueño hecho realidad, ya que gracias a la pandemia del Covid-19 consiguió ese tiempo para ir puliendo sus textos, los cuales muchos de ellos ya estaban escritos desde hace algunos años, pero por obligaciones que tenía que cumplir había postergado esta tarea.

Y gracias al llamado home office, el también poeta, pudo por fin meterse a la edición de su material para después buscar una casa editorial que estuviera interesada en publicar dichos sueños.

“Sí fue un sueño de mucho tiempo, que en realidad es un sueño que todavía no me creo del todo, sé que está pasando, pero todavía no alcanzo a despertar, digámoslo así.

“Yo sabía que algún día tenía que materializarse porque yo tenía estos estos textos y sabía que puliéndolos podían ser interesantes en esa realidad, creo que modestia aparte, sí logré mi cometido en el sentido de transmitir una idea, un sentimiento. Hay cuentos que digamos son un poco filosóficos por ejemplo el cuento de ‘8’ que tienen mucho que ver con el oficio de escribir también el que se llama “La inspiración y yo’, entonces todos están relacionados con la vida cotidiana”, explicó.

Carro se describe como un escritor que no le deja fácil las cosas a sus lectores, ya que a lo largo de sus relatos trata de confundirlo un poco para que también participe en ideas, emociones y que de alguna manera se cuestione y descubra la intensión del autor, pero no sólo eso, sino que también haga sus propias conclusiones como pudiera pasar en el cuento “1912-1999”, en donde mezcla una reunión actual con la historia del Titanic.

Entre los sueños que siguen para Carro es por fin publicar dos libros de poesías, material que dijo tener ya listo, porque dichos textos ya están escritos y pulidos a lo largo de los años, sólo falta encontrar a la editorial que se anime con este género que considera el escritor es un poco más limitado, ya que el grosor de los lectores y de las casas editoriales prefieren las novelas.

Y con respecto a esto, él dijo no ser novelista, ya que se considera en términos boxísticos como un escritor que le gusta “noquear al lector velozmente”, por ello prefiere crear relatos cortos que las novelas que son para él “peleas que se van hasta la decisión”.

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“No soy novelista, sí hay escritores que sí tienen esa facilidad, digamos de largo aliento para escribir una novela, pero yo soy más de historias cortas a mí me gusta lo breve. Una novela por ejemplo exige un trabajo más de los personajes, sus características y personalidad y yo soy más de historias. El cuento también lleva personajes, pero creo que se trabaja más en la historia que es la que te engancha y no te suelta hasta que la termines”, aseguró.

Aunque no le cierra la puerta en un futuro a la novela, Carro se identifica con lo que hizo Jorge Luis Borges, quien él fue sólo de cuentos y que nuca hizo una narración de “carrera larga”.

“Me gusta la brevedad y como decía Cortázar (Julio): ‘una novela es como el box’, entonces la novela tiene que ganar al lector por puntos y a mí me gusta pelear, pero con la rapidez de noquear al lector, digamos en sentido boxístico, no me gusta soltarlo, quiero arrinconarlo tenerlo ahí que no salga de su esquina que ya esté pidiendo a la campana o que espere que lo rescate la toalla. Me que los finales, sobre todo los finales, los impresione y que trascienda y que los haga pensar. Me gusta despertar una reflexión o una emoción o ambas cosas y eso es lo que siempre he buscado entonces yo espero haberlo logrado con este libro de cuentos, no le cierro la puerta a la novela, pero soy cuentista”, finalizó.

“Me gusta la brevedad y como decía Cortázar (Julio): ‘una novela es como el box’, entonces la novela tiene que ganar al lector por puntos y a mí me gusta pelear, pero con la rapidez de noquear al lector, digamos en sentido boxístico…”

Alejandro Carro, Escritor

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