Sin memoria
Garlito
La Historia la hacen los seres comunes, con sus vidas comunes, sin pretensiones, si acaso vivir bien o sea vivir hasta el último momento; los seres humanos dejan impregnada por donde pasan, su vida, César Vallejo lo dice palabras másmenos: ausencia donde ninguna vivencia humana existió; donde cientos de vidas y miles de emociones confluyeron ¿qué será?; ¿quién determina que pertenece a quién?; más aún al sin nada, a la tradición, a la Historia, ¿a la sabiduría popular?: ¿el INAH?
Silbato
La una era, cuando el silbato retumbaba de cerro a cerro; respondía más tarde Loreto y más aún en un concierto de silbatos, minas, mineros, obreros, Pachuca; de San Juan y Loreto a Maestranza, silbato y silbato, silencio y ronroneo de maquinaria, quien no minero, obrero, tiempos de explotación y equilibrio; tiempos que hoy todos rescatan ante tanta falta de sueños y pleitos nuevos, inquietantes, interesantes, ahora todo insípido; antiguos paseos por la vía ferrocarrilera y colocar pesos en el riel, tras el paso del tren, deformado Hidalgo, tener un peso distinto; recorrer desde la estación del hasta Maestranza, vivencia de miles pachuqueños que dejaron a su paso: su vida.
Expropiación
Ninguna ley o reglamento debería estar por encima de la sabiduría popular: La Maestranza es un lugar histórico, aunque le pese al INAH y otros, ahí se aprendió otro oficio además de minero, el oficial metalmecánico e influenciado por la empresa gringa, se especializó y como cuando los españoles o ingleses, transformaron el entorno externo e interno, arriba y debajo de la tierra, sin que estos aún se den cuenta; ignorar la Historia no exime de su culpa, perder un espacio público ganado con la sangre minera, es perder parte de nuestra identidad.
Dardo
Maestranza le daba un olor peculiar a la antigua ciudad, hoy perdida; resguardar el lugar, conservarlo y convertirlo en espacio público y a la memoria, un homenaje a los verdaderos forjadores de Pachuca: los mineros, los sin nada.
