Trabajemos en la recuperación de valores

In principio erat Verbum

“Abre tus brazos al cambio, pero no dejes ir tus valores.”

Dalai Lama

Con el aumento constante de asesinatos, secuestros, robos e incluso de la presencia del crimen organizado alrededor del país, es necesario continuar trabajando no sólo en la adecuación de políticas públicas o en la restructuración del sistema de justicia penal, sino, además, retomar el trabajo en la recuperación de valores y principios.

Hoy más que nunca no solo debemos preocuparnos, tenemos que actuar. Es innegable que muchas preguntas surgen en torno al tema: ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué hemos dejado de hacer para que la indiferencia se adueñe de la sociedad? ¿Por qué hemos abandonado la enseñanza de los valores y principios? ¿Cómo es que hemos comenzado a considerar el crimen como una situación común? ¿Por qué es más común ver a adolescentes y niños más atraídos por el crimen y la violencia que por la justicia, la paz y la armonía?

Las respuestas no son sencillas, vivimos en una sociedad que poco a poco ha quedado indiferente, con valores trastocados; y aunque sea difícil aceptarlo nuestras conductas también son parte del problema, porque sin un cambio de paradigma en los valores y principios que inculcamos a los niños y niñas será imposible establecer líneas que erradiquen la situación de violencia en la que nos encontramos.

Quizá, los cambios sociales se deben a muchos factores, sin embargo, el abandono y la alteración en los valores, principios y normas éticas y morales, han hecho que las palabras como responsabilidad, respeto y solidaridad dejen de ser convicciones profundas para convertirse en expresiones usadas constantemente, pero vacías.

Es así como esta reciente insensibilidad social ha llevado consigo un gran nivel de individualismo, materialismo y también la banalización de situaciones y problemas; es necesario reconocer que probablemente no nos enfrentamos a una ausencia de valores y principios, sino más bien a la alteración de los mismos.

Expresiones confusas que apuntan en direcciones contradictorias, y es que en una era donde las redes sociales predominan se busca con mayor intensidad lo mediático, creyendo que si la solidaridad mostrada no se viraliza no sirve de nada hacerla, pero tristemente los principios morales y éticos tienen poca cabida en la pantalla de un celular.

Además de la carencia de valores, principios y el trastoque de los mismos, se debe reconocer que en México como en muchos otros países de Latinoamérica, la ausencia de identidad y aceptación empuja a los jóvenes a identificarse como delincuentes, principalmente, narcotraficantes incluso sin serlo, con el objetivo de sobresalir y ser alguien respetado y temido.

Sin duda son muchos los escenarios a analizar y demasiadas las preguntas que surgen con respecto a la forma en la que deberíamos recuperar los valores y principios, es por ello que tenemos que comenzar por reestructurar nuestros sistemas de creencias, anular los prejuicios y enfocar nuestros esfuerzos en los programas educativos y culturales, los cuales deben ir encaminados a combatir los altos índices de violencia.

Recordémosles a los jóvenes que la justicia siempre debe ir antes que la violencia, planteemos alternativas que propongan la posibilidad de construir un proyecto de vida más atractivo que el que ofrece la delincuencia y el crimen organizado, debemos tener presente que nuestro paso por la vida debe ser fundamentalmente de servicio al prójimo.

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.

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